Esta semana, VMware traerá a Barcelona, por segundo año consecutivo, la versión europea de VMworld, su evento para clientes y partners. No se esperan nuevos anuncios de relieve, pero sí la confirmación de los muchos que se hicieron en San Francisco a finales de agosto, y que estarán disponibles en los próximos meses. Pat Gelsinger, CEO de VMware, suele decir que «esta es la última compañía de la era cliente-servidor», llamada a ser protagonista relevante en la construcción de la arquitectura del datacenter de una nueva era. Lo viene pregonando desde hace más de un año – ocupa su puesto desde setiembre de 2012 – pero por el camino se le ha echado encima la hora en que tiene que pasar de predicar a dar trigo.
Una vez configurado su propio equipo, en el que quedan pocos de los ejecutivos que acompañaron a su antecesor Paul Maritz, Gelsinger está girando con firmeza el timón de VMware en una nueva dirección, bautizada como software-defined datacenter (SDDC). La exitosa compañía que, al establecer su dominio sobre el mercado de la virtualización, hizo más por transformar el papel del servidor, ha preparado a conciencia su propia transición hacia los modelos de negocio de cloud computing y big data que, junto con los entornos móviles y sociales, conforman hoy el discurso de toda la industria.
Para entender lo que se verá en Barcelona, es oportuno recapitular lo que se vio en el VMworld de San Francisco. El hilo conductor es el siguiente: trasladar el dominio que VMware ejerce sobre la virtualización en el CPD al nuevo – y muy pero muy competitivo – mundo del cloud computing, sin dar un salto en el vacío: tiene que hacerlo precisamente cuando el principal activo tecnológico de la compañía, el hipervisor ESX, empieza a notar las embestidas laterales de sus competidores Hyper-V (Microsoft), KVM (RedHat) y Xen (Citrix).
En su presentación de agosto, Gelsinger adoptó un tono pedagógico para explicar que el SDDC se asienta sobre cuatro pilares: expandir la computación virtual a todas las aplicaciones, transformar el almacenamiento alineándolo con lo que demandan las aplicaciones, virtualizar la red, y ofrecer herramientas de gestión precursoras de la automatización.
El leitnotiv es conocido: desplazar el foco desde el hardware al software para procesar cargas de trabajo soportadas por máquinas virtuales. Para VMware todo empieza en el hipervisor, y por esto es importante que vSphere 5.5, que dobla la capacidad de ESX, ya está disponible, y se propone como solución tanto para las nuevas aplicaciones de big data como para las antiguas que forman parte de la herencia de los datacenter.
A largo plazo, interpretan los analistas, VMware tiende a distanciarse de la infraestructura TI para enfocarse más en las aplicaciones, un mercado que ha sido alterado por los modelos SaaS, instigadores de la nube. ´»Se ha generado – razonaba un directivo de VMware – una demanda de servicios de Internet ´customizados` basados en la integración entre dispositivos, software y una diversidad de formatos de datos».
El intento inicial de VMware de expandirse del modelo on-premise al de la nube con vCloudDirector, no fue entendido en su dimensión por los clientes, reconoce el mismo directivo. La jugada del momento se llama vCloud Hybrid Services, como alternativa para las cargas de trabajo corporativas que recelan de Amazon Web Services (AWS), claro líder del mercado.
Las credenciales de VMware ante las empresas gozan de más credibilidad que las de AWS. Pero, a la vez, vCloud Hybrid Services tendrá que hacer frente a Azure, de Microsoft, otro adversario de cuidado. Entre los ejecutivos de VMware presentes en San Francisco se recogía la convicción de que su compañía está mejor situada que nadie para una integración profunda entre los datacenter de sus clientes y la propuesta de nube híbrida, y esto gracias a que aquellos están virtualizados con su tecnología y tenderán a preferir entornos homogéneos a caballo entre ambos planos.
VMware no tiene intención – ni, probablemente, tampoco recursos suficientes – para igualar la infraestructura que soporta las iniciativas de AWS y Azure, pero sí tiene una idea interesante, una suerte de «franquicia», según la cual propone asociar en su iniciativa lo mejor de sus partners, que podrían prestar servicio dotándose de estructuras propias y manteniendo su independencia compatible con una relación «altamente prescriptiva» (en palabras de Gelsinger).
Otra novedad de interés es Virtual SAN, con la que VMware penetra en la virtualización del almacenamiento, terreno potencialmente resbaladizo pero seguramente pactado con EMC. Más audaz – y más problemático – es el anuncio de NSX, controlador de redes basado en la tecnología de Nicira, compañía que VMware adquirió en 2012. Habrá que volver otro día sobre el asunto, pero es oportuno consignar que NSX será para VMware la plataforma de virtualización de redes, en analogía a lo que vSphere fue para la virtualización de servidores.
Qué consecuencias tendrá el lanzamiento de NSX sobre las relaciones con Cisco, es materia de conversación desde el mismo día en que VMware adquirió Nicira. Ya es significativo que para comercializar su controlador se abra a la cooperación con empresas que, en muchos aspectos, son rivales de su todavía aliado, como Riverbed, F5, Arista y así hasta una veintena. Por otra parte, VMware se ha comprometido a que NSX podrá apoyarse en cualquier hipervisor, no sólo el suyo, para trabajar con hardware de cualquier fabricante. Estará disponible – no se ha dicho en qué mercados – durante el cuarto trimestre.
En una visión de conjunto, las novedades que VMware expondrá en su evento de Barcelona se describen como una oportunidad para simplificar las TI y acelerar la adopción de una nueva arquitectura (software-defined datacenter).
[informe de Mario Kotler, desde San Francisco]